Obispo Myron J. Cotta, D.D Reflexión de Abril

by Obispo Myron J. Cotta, D.D.  |  04/21/2024  |  Del Clero

Homilía de la Vigilia Pascual -Acogiendo a nuestros nuevos hermanos y hermanas en el Señor Resucitado Esta tarde estamos inmersos en una variedad de ricos símbolos de nuestra fe: el fuego, el Cirio Pascual, la Sagrada Escritura, el agua, el aceite, el Santo Crisma, el pan y el vino. Todos estos signos y símbolos nos permiten que reconocer a Cristo resucitado en medio de nosotros. Esta tarde, ustedes, nuestros catecúmenos, los elegidos, que se han estado preparando para ser iniciados en la Iglesia, la Iglesia que Jesús estableció hace más de dos mil años, la Iglesia Católica, les damos la bienvenida y damos gracias a Dios por ustedes.

Nos alegramos en su respuesta al llamado de Jesús a seguirlo, a ser su discípulo. Esta tarde, serán bautizados en el misterio de la Muerte y Resurrección de Jesús, mediante el derramamiento de agua. Luego serás ungido por el Espíritu Santo en el Sacramento de la Confirmación. Finalmente, serás alimentado con el Cuerpo, la Sangre, el Alma y la Divinidad de Jesús en la Sagrada Eucaristía, recibiendo tu Primera Comunión. Amigos míos, Dios viene a liberarlos del pecado y de la muerte, para salvarlos y vivira con ustedes para siempre. Todo esto es un regalo de Dios para ti. Tengan la seguridad de que nosotros, la comunidad de fe, la Iglesia, estamos aquí para apoyarlos con nuestra presencia amorosa y oraciones. Nosotros, los bautizados, sus hermanos y hermanas, les damos la bienvenida a casa. ¡Oramos para que su relación con Jesús, el Señor Resucitado, continúe creciendo a lo largo de sus vidas! ¡Este debe ser tu propósito más grande! Esta tarde, en esta sagrada vigilia, al resplandor del fuego bendito y a la luz de la llama ardiente del Cirio Pascual, podemos ver claramente que Jesús ya ha derribado todo obstáculo que nos impide conocer a Dios en nuestra vida. Por lo tanto, alegrémonos mientras velamos con ustedes y esperamos ansiosamente el amanecer de la mañana de Pascua. Amigos míos, la gran piedra que bloquea la entrada de la tumba, el obstáculo que ha mantenido a la humanidad atada dentro de la tumba, sumergida en la oscuridad de la muerte, ha sido removida por el poder del amor de Dios. ¡Se ha rodado! ¡Amigos míos, la tumba está vacía! ¡Cristo ha resucitado! ¡Que esta sea nuestra esperanza y consuelo, porque de acuerdo con la promesa de Dios, nosotros también resucitaremos en la segunda venida del Señor resucitado! Así que, a lo largo de este tiempo lleno de gracia de la Pascua, proclamemos con alegría a una sola voz: ¡Aleluya, aleluya, ha resucitado! ¡De hecho, Él ha resucitado verdaderamente! ¡Amigos míos, alegrémonos juntos en la Resurrección de Jesús! Recordemos, y nunca olvidemos, que nuestro Dios misericordioso y salvador no nos ha abandonado ni nos abandonará jamás. ¡Amén! ¡Feliz Pascua a todos! Felicitemos y demos la bienvenida a nuestros hermanos y hermanas, en toda nuestra diócesis, que han recibido los sacramentos de iniciación en la Vigilia Pascual. Sigamos apoyándolos con nuestra solidaridad y con nuestras oraciones.

Oremos: Dios nuestro, que siempre haces crecer a tu Iglesia dándole nuevos hijos, concédenos la gracia de vivir de acuerdo con la fe que recibimos en el bautismo. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad de la Espíritu Santo Dios, por los siglos de los siglos. Amén. (Colecta del Lunes de la Octava de Pascua)

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