Hoy es el tercer domingo del tiempo de Adviento, conocido como Domingo Gaudet, es decir Domingo de Gozo. Las lecturas de hoy realmente hablan de mucho gozo en la espera de la venida del Señor.

"Regocíjate, yermo sediento. Que se alegre el desierto y se cubra de flores, que florezca como un campo de lirios, que se alegre y dé gritos de júbilo.” (Is 35:1)

La alegría de la buena noticia que trae Jesús es realmente palpable en las escrituras, pero ¿es realmente palpable en mi vida? ¿Reflejo gozo en mi vida diaria, el gozo de saberme amado por Dios?

El Papa Francisco en su Exhortación Apostólica El Gozo del Evangelio, nos dice que la alegría del Evangelio llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús.

Todavía nos quedan 2 semanas para que llegue la Navidad. Es como cuando esperamos la visita de algún ser querido y para la cual preparamos la casa y no nos aguantamos para que llegue el día. Así mismo, que la alegría que nos invade por la venida de Jesús, nos ayude a prepararnos para recibirlo.

Ya llega la Navidad, ya viene el Salvador del mundo. Con María, en la devoción de Guadalupe, y con todos los santos y los profetas, esperemos su llegada llenos de amor, de gozo, de caridad, y, sobre todo, llenos de compasión y comprensión por los demás.

La poesía “Marcha Triunfal”, del poeta Nicaragüense Rubén Darío, comienza diciendo: “¡Ya viene el cortejo! ¡Ya viene el cortejo! Ya se oyen los claros clarines, la espada se anuncia con vivo reflejo; ya viene, oro y hierro, el cortejo de los paladines.”

Creo que esta poesía podría hoy decir: “¡Ya viene el Amor! ¡Ya viene el Amor! Ya se oyen los claros clarines, su llegada se anuncia con vivo reflejo; ya viene la Palabra hecha carne, el salvador de toda la humanidad.”

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