prayingwoman

29º Domingo del Tiempo Ordinario

by Fr. John Muir  |  10/19/2025  |  From the Clergy

Una mujer de mi parroquia tiene un hijo adulto que ha rechazado su fe. Ella reza por él todos los días. Enciende velas, reza rosarios y le pide a Dios una y otra vez que lo traiga de vuelta. Pero nada cambia. ¿Está Dios escuchando? ¿Está demorando su respuesta? Una vez me dijo que se siente como la viuda de la extraña parábola de Jesús: clamando por justicia, pero solo escuchando silencio. Y, sin embargo, dijo, está en paz. Le pregunté por qué. Ella respondió: «Dios ya está respondiendo. Solo que yo aún no lo veo».

Ella encarna algo del misterio de la parábola de Jesús de esta semana en Lucas 18. Una viuda impotente exige justicia a un juez corrupto. No se trata de agotar a Dios hasta que ceda. Se trata de la fe en la justicia que ya está llegando. La viuda no solo es persistente, sino que cree que la justicia es inevitable. Y cuando Jesús señala las palabras del juez —su miedo a ser «castigado»—, insinúa algo más profundo: la justicia de Dios no se impone gradualmente. Golpea. Llega como un rayo.

La Santísima Virgen María es, por supuesto, la viuda definitiva que exige justicia. Al pie de la cruz, se encuentra ante lo que parece ser la injusticia definitiva: la brutal ejecución de su hijo. Pero ella no se desesperó. No suplicó por un rescate de última hora. Sabía que la justicia no se retrasaría. De hecho, ya se estaba haciendo. El poder de la cruz ya estaba desatando la justicia sobre el mundo, de forma repentina y decisiva, como un golpe que derribaría todo poder corrupto, haciendo que incluso los más corruptos temieran su golpe.

Esta parábola nos pregunta: ¿encontrará el Hijo del Hombre la fe en la tierra? ¿O confundiremos el silencio de Dios con su ausencia? La cruz demuestra que la justicia no es lenta. Solo está oculta. El rayo ya ha caído. En la cruz, la justicia se está haciendo rápidamente.

BACK TO LIST