
Reflexión mensual del Obispo
by Obispo Myron J. Cotta, D.D. | 06/15/2025 | From the ClergyMis hermanos y hermanas en Cristo,
Este año continúa haciendo honor a su reputación como un Año Jubilar, un año de alegre celebración y gratitud a Dios por su gracia y misericordia. He aquí algunas cosas que están contribuyendo a nuestra celebración de este Año Jubilar: Nosotros, como Iglesia Universal, hemos sido bendecidos con un nuevo Sucesor de San Pedro, el Papa León XIV. Nosotros, como iglesia local, hemos orado y esperado pacientemente seis años para la ordenación de un sacerdote, y nuestro Señor Jesús nos ha bendecido con el P. Akbar Saúl Pérez.
Tenemos esperanza, mientras regocijamos y damos gracias a Dios por responder a nuestras oraciones por un aumento de las vocaciones. Somos bendecidos, ya que los jóvenes de nuestra diócesis continúan discerniendo el llamado al sacerdocio. En este Año Jubilar, cientos de niños han recibido su Primera Comunión y Primera Reconciliación y han comenzado su relación eucarística con Jesús misericordioso. Seguimos siendo testigos de las bendiciones de Dios sobre nuestros hermanos y hermanas, jóvenes y mayores, mientras son sellados con el Don del Espíritu Santo en el Sacramento de la Confirmación. Nos regocijamos con ellos al recibir los dones y frutos del Espíritu. En este Año de la Esperanza, oramos por aquellos que se casarán y darán testimonio de la vocación, el llamado, del matrimonio cristiano y de la vida familiar. Actualmente, nuestra sociedad tiene una gran necesidad de este testimonio de la alianza del matrimonio. Nuestros jóvenes han terminado un año académico. Manténganoslos en oración mientras ellos, llenos de esperanza, se gradúan y cruzan el umbral de la educación superior o ingresan al campo laboral. No olvidemos que Dios continúa bendiciendo el futuro de nuestra diócesis por medio de la generosidad de ustedes, su gente, en su apoyo al esfuerzo esperanzador de nuestra Campaña Capital: Llamados y Enviados. En este Año Jubilar, en el mes de mayo, nuestra Catedral fue obsequiada con una hermosa imagen de Nuestra Señora de Fátima para inspirarnos a orar por un mundo esperanzador y en paz. Amigos míos, como peregrinos de esperanza, estamos agradecidos a Dios por todas las cosas buenas que están sucediendo. Todas estas áreas tienen la capacidad de traer esperanza a nuestras vidas, nuestras parroquias y, a su vez, a nuestra diócesis. Ahora, cuando nos encontramos en el mes de junio, nos atrae al centro, al núcleo, de este Año Jubilar: ¡el Sagrado Corazón de Jesús, nuestra Esperanza! Esta es la pieza central de la encíclica del Papa Francisco: Dilexit Nos ("Él nos amó"). Además, el Papa Benedicto XVI afirmó: "Cada persona necesita un centro para su propia vida, una fuente de verdad y bondad a la que recurrir en los acontecimientos, situaciones y luchas de la existencia diaria. Todos nosotros, cuando nos detenemos en silencio, necesitamos sentir no sólo el latido de nuestro propio corazón, sino aún más profundamente el latido de una presencia confiable, perceptible con los sentidos de la fe, y aún más real: la presencia de Cristo, el corazón del mundo" (Ángelus, 1 de junio de 2008). Durante este mes, reflexionemos sobre el Corazón compasivo y misericordioso de Jesús. Que encontremos refugio en su Corazón herido, traspasado por nuestras transgresiones. A medida que entramos en los meses del verano, estamos especialmente conscientes de los niños y jóvenes de nuestras comunidades. Después de haber celebrado que muchos de ellos recibieron los sacramentos este año, recordamos la alegría y la esperanza que traen a la Iglesia. En un mundo lleno de muchas voces e influencias, esta temporada nos ofrece una oportunidad llena de gracia para acompañarlos en su crecimiento, ayudándoles a reconocer lo que es verdadero, duradero y arraigado en Cristo. A treves de nuestro testimonio, y a través de las herramientas de evangelización, incluidas las plataformas digitales, podemos ayudarles a descubrir la belleza de una vida anclada en la fe. Encomendémoslos al Sagrado Corazón de Jesús. Que siempre los proteja y los conduzca a ellos y a sus familias a la verdad. Mis hermanos y hermanas, a medida que avanzamos, en este Año Jubilar, que el amor del Materno e Inmaculado Corazón de María, los conduzca a ustedes y a sus seres queridos al Sagrado Corazón de su Hijo, Jesús, nuestra Esperanza y Salvación. Amén. Que tengan un bendito verano jubilar de esperanza. ¡Disfrútalo!
En la Paz de Cristo,
Obispo Cotta
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